Ziru se pone a dar saltos con tu asentimiento. Bura y Ledi no pueden creer lo que están escuchando.

¡Estáis loques! les grita Burá mientras Ledi, nerviosa, recorre el salón durante kilómetros.

Les pides que estén tranquilos, que no les pasará nada, que seguro que para la hora de cenar estarán en casa, «O eso esperan…». No del todo, pero te tranquilizas un poco. Ziru y tú salís a la calle.

Y ahora, ¿qué? le preguntas a Ziru con una pregunta que también es para ti.

Para atrapar al enemigo tienes que ser el enemigo dice con mucha seguridad.

¿Qué? le preguntas completamente perdido.

¡Que has de ser el enemigo! Es decir… debes pensar como él, ponerte en su piel.

«De acuerdo». Recuerdas lo que dijo Muri el día que emprendiste el viaje. Si está de por medio, y parece que lo es, su objetivo es quedarse el Gran Retorno. Empiezas a hacer tus reflexiones en voz alta sin contar demasiado, «No puedo creer que Muri haya llegado hasta aquí, no diré nada hasta que no tenga claro que es él».

Estamos de acuerdo en que las motivaciones de la banda terrorista sean las que sean, el Gran Retorno, y en consecuencia, la recolonización debe ser el quedarse, ¿no?

te protege Ziru pensativa.

Si quisieras acabar con la recolonización, o al menos retrasarla, ¿qué harías? te pregunta siguiendo con la reflexión en voz alta.

El silencio se impone por unos segundos.

¡Terminal! grita Ziru con toda la certeza de haber encontrado la respuesta a la pregunta La Ciudad Única tiene conexión con el Nuevo Mundo a través de una terminal. Si esto se destruyera, no tendríamos comunicación con las Ciudades Únicas. ¡Se acabó la recolonización hasta que se repare o sustituya la terminal!

Así debe ser. ¿Y dónde está la terminal? Le preguntas sabiendo la respuesta.

¿Dónde vimos el holograma de la Ciudad Única?

Incluso sin responder a la pregunta habéis salido corriendo camino del anfiteatro. Al llegar a la entrada te ha parecido haber visto entrar a alguien por una rendija lateral, «¡Parecía Muri, mierda!». Sin decir quién te ha parecido, le confiesas a Ziru que has visto a alguien entrar al edificio. Parece que tenías razón, encontráis una puerta que parece para los obreros.