«¡Joder, estamos acorralados! No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo, o nos investigarán y verán que es imposible que hayamos pasado de una hipoteca de 30 años a vivir en una casa increíble en esta urbanización de lujo. Y todo ello, en el mismo mes en el que me eligen alcalde de la ciudad. ¡Es que no hay dudas! ¿En qué estábamos pensando? El sistema algorítmico es implacable, sólo nos queda comprar una nueva identidad con este sucio dinero. Y volver empezar de cero».