Llegas al andén de salida de la estación Emmanuelle Charpentier y empiezas a buscar entre cientos de vagones el que te ha tocado. De repente, la realidad aumentada te indica a través de flechas gigantes cuál es la tuya. Has entrado por la puerta y te has encontrado con otros tres pasajeros que ya están sentados. Ves que en el pecho les han aparecido unas etiquetas nominativas. Miras tu pecho y te das cuenta de que tú también tienes el tuyo: