Disculpad mi abrupta forma de presentarme, preferiría haberos saludado en una fraternal merienda en casa de los Montalvo. Vosotros no me conocéis, pero qué más da eso ahora. Lo importante es que yo a vosotros sí.
Soy de ese tipo de personas a las que el Gobierno paga para descubrir delitos ciudadanos… ¡Un trabajo muy tedioso, la verdad!
No os lo vais a creer, pero la mañana del día de las elecciones, el algoritmo me presentó tu cara como mi nuevo jefe… Y ahora eres mi vecino. Qué raro, ¿no? Los algoritmos nunca fallan, ¿o sí?
Cuanto lo siento chicos. En vez de traeros un pastel de bienvenida al barrio, os tengo que abrir una investigación.