En cuanto empiezas a hablas, Ledi levanta la mano para decir que ella también se opone. A Bura se le escapa un gruñido. Ziru te mira con una sonrisa cómplice y te ruborizas por completo. No creías que olvidarías a Muri tan pronto.
—Como queráis, pero es una decisión equivocada. También los evita un buen liderazgo —os dice Bura resentide—.
—¿Y qué crees que hace a alguien adecuado para ser líder? —le pregunta Ziru dejando claro que está disfrutando de la victoria—.
Bura no capta la ironía y le ofrece una trabajada respuesta.
—Pues para empezar, los preparativos. En mi caso, por ejemplo, he tenido contacto con los órganos decisorios desde pequeñe. Conozco bien los entresijos de la gobernanza y tengo una especie de celo heredado por el poder.
—¿Desde pequeñe? —se burla Ziru de elle— ¿Ya eras delegade de clase en la guardería?
—No, pero mi padre es una de las manos de la IA Ciudad Única y siempre he vivido muy de cerca el poder.
Te has quedado perplejo. Estás sentado frente al hije de una de las manos de la IA Ciudad Única, «Vivirá en la Ciudad Única un centenar de escalones más arriba que yo… ¡Al menos!». Te entran ganas de empezar a preguntar curiosidades en torno a los barrios altos, pero el hecho de que acabas de demostrar en el Gran Retorno que todos sois iguales te ha hecho sentirte demasiado orgulloso para inclinarte a ello.
—Si hubiera que elegir un líder —continúa Ziru— Debería basarse en el valor y la calidad moral de las personas y no en las ventajas que ofrece la ubicación social de los padres de cada uno. Y cómo no, ese liderazgo, debería estar condicionado, siempre, por la voluntad de los ciudadanos. Hay que respetar a todos y a las sensibilidades de todos y esa pluralidad sólo la puede garantizar el colectivo. —Ziru te ha dejado fascinado, «Qué bien habla»—.
Aunque el tren ha empezado a parar, Bura no quiere dejar así el debate.
—¡En la Ciudad Única solo manda una máquina, y nos ha ido muy bien! —le contesta con el enfado generado por la sensación de que el partido se está perdiendo—.
—Nos ha ido bien sí, precisamente porque esa máquina ha tenido en cuenta los deseos y necesidades de todos.
El tren se detiene por completo y se abre la puerta del vagón.