Al llegar a la oficina de policía, Sam te sienta con otros dos compañeros y te habla sonriente.
—Ayer, cuando te fuiste a dormir, decidí hacer unas llamadas. Sé que necesitas ayuda y quiero ayudarte. Has demostrado ser una persona en la que se puede confiar y, por eso, queremos ofrecerte la oportunidad de trabajar aquí. Por supuesto no puedes ser policía sin la formación necesaria, pero nos vendría muy bien tener a más personal administrativo. Personas que filtran las denuncias, gestionan reuniones… Nos gustaría que trabajaras aquí.
Te quedas en silencio sin saber muy bien qué pensar.
—Bueno, ¿qué dices?