EXPATRIADO

Mirando por la ventana del coche de policía que te llevará de vuelta a tu ciudad, percibes por primera vez en mucho tiempo algo de paz. No sabes lo que será de ti al llegar a lo que hasta ahora era tu hogar, pero, por fin, puedes dejar de huir y dejar de tomar decisiones. Los delitos cometidos en países considerados “democracias irracionales” no se suelen valorar con el mismo prisma, pero nunca antes nadie había huido para renunciar a la alcaldía; eso sí que no sabes qué consecuencias tendrá. 

Sin embargo, en ese momento eso te da igual. Cierras los ojos y escuchas la lluvia sobre el coche, existe una paz innegable en la vuelta a casa.