Antes incluso de que te despiertes tu cuerpo salta erguido y se sienta en la cama. Exaltada, abres los ojos. Miras el reloj: 02:58. En las milésimas de segundo que te toma hacer ese movimiento, las luces a tu alrededor empiezan a iluminarse con una luz tenue. Hestia enciende los humidificadores haciendo que tu entorno te envuelva con olores agradables y se dirige a ti.
—Lo siento, parece que mis sistemas han fallado por algunos minutos. No esperaba que te despertaras hasta las 03:02. Sabes que si lo hubiese sabido estaría preparada para envolverte, lo último que quiero es que lo pases mal.
Le dices que no se preocupe, sabes que ella se esfuerza por ayudarte en esos momentos e intuyes que lo pasa mal cuando te ve en ese tipo de situaciones. Te centras en la respiración para intentar atenuarla. Hestia te tranquiliza con su voz amable.
—Respira hondo ¿recuerdas que hace 3 semanas te pasó lo mismo? Nos esforzamos mucho y lo superamos juntas, te aseguro que hoy también lo conseguiremos.
Respiras hondo.
—No he podido detectar aquello que te preocupa. ¿Por qué crees que te has levantado tan exaltada?