Vaya, la verdad es que no ha sido nuestra mejor presentación, preferíamos el pastel de arándanos.
Tienes razón. Aquella mañana, me comunicaban los algoritmos mi nuevo rol como Alcalde por mi 4.987 de CQI, y tras una actualización de los sistemas, ha bajado unas décimas por irme sin pagar de un restaurante hace más de 10 años. ¡No se le escapa nada al sistema! ¡Aquel despiste de juventud me perseguirá toda la vida!
Lo cierto Emilio, es que ser Alcalde en estos momentos de mi vida era una gran faena para mí y mi familia. Tenemos grandes planes para los próximos años y queríamos dejar nuestros frenéticos trabajos para construir un gran proyecto social en un lugar tranquilo como vuestra urbanización. Somos gente muy legal (excepto aquel maldito sinpa en el restaurante…), y muy discretos, por eso nos parecía precipitado presentarnos en una merienda multitudinaria.
¿Qué os parece si os invitamos nosotros a una tarta de arándanos en nuestra casa?