Según has tomado tu decisión, la cara de Sam ha cambiado. Lo que hasta hace unos minutos era un rostro amigable se ha convertido en una cara aterradora. Su ceño fruncido y sus fosas nasales abiertas le cambian la expresión por completo.

Tu decisión ha supuesto que Sam se avergüence de ti, y poniéndose de píe te obliga a marcharte.

   —Después de lo que te he ofrecido, lo que te he ayudado… Resulta que no nos podemos fiar de nadie que venga de un país como el tuyo. Yo te podría haber ayudado a prosperar en esta ciudad, pero parece que el cuerpo de policía y lo que hacemos no tienen ningún valor para ti.

Te levantas de la silla y sales de la habitación, en silencio y con la mirada en el suelo.