«¡Joder, joder! Qué lío. No he tenido tiempo ni de avisar a mi familia… Y aquí estoy, entre cerdos en este camión maloliente, pasando de ser el ciudadano con mejor CQI a convertirme en un exiliado ilegal».

Desde el camión ves como una mujer asiática ha salido del coche que venía a recogerte y se está empezando a impacientar, golpeando insistente la puerta de tu casa y dando el aviso a la policía para activar tu busca y captura. Solo tienes unos minutos antes de que rastreen tus coordenadas GPS.

Debes decidir si extraer el chip iD de tu cuerpo para que nadie pueda seguirte jamás. Si lo haces, te convertirás en un desclasificado, pero puede que algún día puedas volver de incógnito a tu ciudad.

O puedes mantener tu chip y huir a un lugar que el sistema de localización ciudadana no tenga cubierto. Pero si mantienes tu iD y te encuentran, tendrás que cumplir condena.