—Verás Emilio, no podía decirte esto por teléfono, gracias por venir a nuestra casa. No te asustes si pierdes la cobertura en tu teléfono móvil. Somos del Departamento de Inteligencia, por eso es tan importante que permanezcamos seguros y en nuestro anonimato. Hemos venido a esta urbanización, porque es uno de los epicentros de la corrupción de la ciudad. Estamos investigando un gran caso de especulación inmobiliaria, y varios de los artífices viven aquí —no se te da muy bien mentir, pero la identificación falsa que te ha preparado Mei Li es realmente convincente.

   —Mis superiores me comentaron que serías mi gran aliado —sigues con tu discurso medido—. Un hombre de justicia, y realmente rápido. Tu mensaje me demostró que no se confundieron. Como me dijiste, «eres de ese tipo de personas a las que el Gobierno paga para descubrir delitos ciudadanos». Precisamente este es nuestro gran proyecto social, Emilio —le dices testigo de su confusión—. Ahora sólo podéis ayudarnos a limpiar la urbanización o tu inmovilidad será una mancha insalvable en el expediente de un gran trabajador como tú. Tranquilo, nos ocuparemos de que permanezcáis protegidos.