A medida que te acercas al ayuntamiento, percibes a través de los cristales tintados del coche blindado que las caras de las personas presentes pasan de la curiosidad por conocerte a una extraña indignación. En ese instante, recibes una llamada en tu auricular. Es tu pareja.

   —Cariño… ¡Estoy en shock! Me he enterado por los medios de tu nombramiento. ¿Cómo no me habías contado que estabas en los TOPZ y que rozabas el 5 de CQI?

   —¿Te parece poco importante poder ser elegido alcalde? ¿También se te ha pasado contarme esto? Ayer mismo comentábamos quién sería el nuevo pringado al que le nombrarían, ¡y resulta que eres tú! Es alucinante. Estoy escuchando que los medios han construido un perfil rarísimo sobre ti y tu supuesta ideología, y tengo cientos de haters escribiéndome por Twitter insultándome por… Yo qué sé, ¿ser tu pareja? No quiero ni imaginar lo que te estará llegando a ti.

… 

   —Necesito una explicación. Sabes que sólo éramos una pareja tranquila y trabajadora de Grijalbo a la que nunca le han gustado estos jaleos. ¡Puñetero algoritmo! Dime por favor qué hacemos, no soporto todo este acoso y odio hacia mí sin ni siquiera conocerme…

Mantén la calma, tienes dos opciones:

Cerrar todas vuestras redes sociales antes de que todo esto afecte a vuestra vida y salud mental.

O aprender a navegar en estos entornos, ahora sois personajes públicos y no hay mejor lugar para comunicaros sin intermediarios que en vuestras propias redes.

¿Qué vas a hacer?