No hay mucha información en la red, pero lo que lees te genera curiosidad. Te está haciendo cuestionar tu realidad. Las dudas te invaden durante toda la semana.

Algo ha hecho crac en tu interior, pero no sabes qué es. Admites que tienes miedo de que te pase lo que les pasó a tus padres biológicos: caer en la Smart Depression y no querer seguir viviendo. Es sabido que la depresión es una afección de los vínculos que alguien tiene con su entorno (personas, sociedad, naturaleza, ideas…). Está extendida la idea de que la tecnología se usa para mejorar esos vínculos, pero también los perjudica en formas que aún no se conocen del todo.

Tirando de ese hilo, empiezas a poner en duda la validez de las investigaciones que has leído, las bases de los tratamientos que aplicáis en centro… todo.

El viernes, al salir del trabajo, ves otra vez al jardinero cuidando de la preciosa buganvilla. Esta vez, es él quien te habla: «Ven, ¿quieres ver de cerca esta maravillosa creación humana?».