La curiosidad te ha llevado a hacer zoom en la noticia y borrar por unos minutos el agotamiento que te pesa en los huesos. Algo en ti te dice que no será una de esas propagandas enmascaradas de noticia y te prometes a ti misma que verás el clip y te irás a dormir sin mayor entretenimiento.

Al principio el cansancio no te deja prestar el 100% de tu atención a lo que los hologramas del salón representan. Entonces se abre frente a ti una foto, una foto que reconoces al instante. El cansancio desaparece y todos tus sentidos se activan. Mueves el dedo muy rápido para subir el volumen sin poder dejar de mirar la foto.

En tu salón, un chico moreno de pelo lacio y ojos miel te sonríe despreocupado. Reconoces al instante la foto que has visto tantas veces en los últimos seis meses: es Rio. Tu último crush que has conocido en la aplicación de citas LoveOne, el mismo que hace algo más de 3 semanas comía pizza en el sofá que ahora mismo soporta tu peso.

En la noticia hablan de él con otro nombre, Ros Martín. Por eso, supones, te resultó familiar al escucharlo… Vuelves a mover tu dedo, esta vez de izquierda a derecha, para echar la noticia unos segundos hacia atrás. No quieres perderte nada…

Escuchas atónita la noticia. Hablan de Rio como parte de una mafia que se dedica a traficar con identidades digitales. Él es simplemente la cara visible de un negocio de piratas que puede acceder a todos los datos de cualquier persona. Por lo que cuenta la noticia, Rio usa la aplicación para atar los últimos cabos sueltos necesarios para completar los perfiles. «Joder… ¿Estará creando mi perfil para venderlo? ¿Qué información puede tener sobre mí? ¿Cuánta información puede conseguir? ¿Estoy en peligro? ¿Qué debo hacer?».